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EL PROYECTO
De Las Chapas al Ladrillo
La riqueza florece de la pobreza y las láminas de metal se transforman en cálices preciosos.
El padre Antonio Perretta, que dirige la Casa de la Misericordia en Maputo en Mozambique, nos escribe lo siguiente:
«“¡Si esto es un hombre!”: las incisivas palabras de Primo Levi resuenan en mi corazón y en mi mente después de visitar algunas casas (chozas) de los hermanos pobres que gozan de la comida semanal en la Casa de la Misericordia. En particular, la casa de Doña Gertrude: dos metros por cuatro; piso de arena, paredes de chapa muy vieja y gastada; techo de chapas oxidadas y perforadas por el sol abrasador; una estera y una cama vieja. Para la ducha, cuatro piezas torcidas de chapa y fragmentos de plástico.
…¿Y como baño? La arena desnuda en la que ella y su hijo cavan un hoyo tras otro todos los días…
¡Si esto es un hombre! Sin embargo, sí, estos son hombres y mujeres de nuestro tiempo, empobrecidos y abandonados por la globalización de la indiferencia que ahora existe en todas partes... incluso en Mozambique.».
De este y otros encuentros nació la idea del proyecto: "De Las Chapas al Ladrillo"
En colaboración con la Fundación Casa dello Spirito e delle Arti, surgió la posibilidad de soñar con casas sencillas de ladrillo en lugar de chozas gastadas. El proyecto comienza con la construcción de 10 casas de ladrillo, cada una a un costo de 600 euros. El costo total de esta primera parte del proyecto es de 6.000,00 euros.
¿Y qué hacer entonces con las viejas chapas de las chozas? Transformarlas, con Espíritu y Arte, en cálices eucarísticos, en memoria perpetua de ese Jesús vivo y pobre que durante años habitó bajo esas chapas. Maravilloso intercambio: el amor de Jesús, hecho caridad fraterna, construye casas de ladrillo para los pobres y la humildad del "Jesús Eucarístico" perpetúa, en las piezas de chapa que se desmoronan, artísticamente transformadas, su Presencia entre los hombres. Como explica el prólogo del Evangelio de San Juan: Y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (1:14)…¡incluso en las casas sobre la arena!
El Padre Antonio Perretta envía las viejas láminas de metal a nuestra Fundación, que ha decidido transformarlas en preciosos vasos hechos concretamente por el artista Giovanni Manfredini.
Aquí están las imágenes de la construcción de las primeras casas de ladrillo y la emocionante entrega de las llaves.
El padre Antonio Perretta bendice una de las primeras casas reconstruidas en ladrillo, antes de entregar las llaves a su legítima propietaria, Gertrude.
Dios le ofreció una casa de ladrillos a Gertrude y ella, a cambio, con sus pobres láminas de metal, ofreció la materia prima para hacer un cáliz, donde Jesús se entrega nuevamente como sacrificio por la salvación de todos los hombres. ¡Misterioso y maravilloso intercambio de amor entre los pobres y Dios! Las primeras tres casas fueron asignadas a tres ancianas y viudas que vivían en un estado de grave decadencia y abandono, aquí están sus nombres: Gertrude Moiane, Laura Vilanculos, Carlotta Mulhote.
